LANZAMIENTO EDITORIAL: Un Programa de Transición de nuestro tiempo. El Poder Popular y la construcción del Socialismo desde abajo. Serie Documentos.
Con este texto buscamos contribuir al debate respecto de la formulación programática de nuestra acción política. Se trata de “pasar en limpio” el por qué luchamos. Cuáles son nuestros objetivos para el momento actual de la lucha de clases, en relación con nuestros objetivos estratégicos. Este debate cobra vigencia en la medida en que lxs trabajadorxs a través de nuestras organizaciones vamos enfrentándonos con la necesidad de explicar a la sociedad cuál es nuestro proyecto como clase, qué nos diferencia de los proyectos de las distintas fracciones de la clase dominante.
Nuestras luchas presentan un componente reivindicativo que expresa los intereses más inmediatos de nuestra clase: mejores salarios, defensa de los puestos de trabajo, acceso a la salud y la educación, libertad de organización, defensa ante la represión y la criminalización por parte del Estado, etc.
Ahora bien, estas luchas por mejores condiciones de vida y por mayores niveles de control y decisión sobre nuestra propia existencia, se conectan con un horizonte de transformación mayor, con el objetivo de otro tipo de organización social. Una sociedad sin explotadorxs ni explotadxs, sin alienación, en la que el control pleno de nuestras capacidades productivas como trabajadorxs esté en nuestras propias manos, para ponerlas al servicio de nuestro bienestar y del libre desarrollo de nuestras potencialidades. Una sociedad transformada no sólo en su base económica, sino que supere también las opresiones que hoy en día vivimos no sólo lxs trabajadorxs por nuestra condición de clase, sino también las mujeres y las identidades sexo-genéricas disidentes, las naciones y etnias oprimidas, etc. Esto nos plantea el problema de cómo conectar nuestras luchas cotidianas con ese objetivo último; en otras palabras, nos plantea la cuestión de establecer un programa que señale las acciones o conquistas que nos permitan tender un puente entre el momento actual y esa futura sociedad anhelada.
Contexto y necesidad del programa hoy
El debate estratégico-programático varía según el contexto. Los momentos de ascenso popular en la lucha de clases tienen como componente la profundización de esos debates, y a su vez la preparación de esos ascensos está conformada –entre otros factores- por una lucha teórica que determina a su vez la posibilidad del rumbo que tomará ese ascenso. Los auges históricos en la lucha de clases mundial alrededor de 1920 y de 1970 estuvieron precedidos por debates estratégicos que se vieron enriquecidos a su vez en el curso de esas luchas. Entendemos que en la presente etapa, con altibajos, viene dándose un alza de las luchas que va instalando una creciente importancia de estos debates.
Tras un primer período donde podemos hablar de resistencia y acumulación de fuerzas por medio de la conformación de agrupamientos de base centrados en enfrentar la ofensiva del capital en sus territorios inmediatamente cotidianos, a fines de los noventa se da en Latinoamérica una crisis de hegemonía del formato capitalista vigente, el neoliberalismo. La respuesta a esa crisis dependió del tipo de fuerzas sociales que se venían conformando en cada país. Ante la ausencia de una fuerza social revolucionaria, las diversas respuestas se dieron dentro del marco capitalista. Sin embargo, tras distintos enfrentamientos de masas, la correlación de fuerzas tuvo modificaciones que dieron lugar a un cambio en el tipo de gobiernos y en los modelos de acumulación. Hoy, a grandes rasgos se hacen evidentes las limitaciones de esos modelos y esos gobiernos, no sólo en cuanto a la falta de proyección socialista de los mismos (a lo que no apuntaban o lo hacían sólo discursivamente), sino incluso en tanto sustentabilidad de esos modelos en sus propios términos y de las moderadas mejoras a las que dieron lugar.En un balance de veinte años, vemos cómo desde el levantamiento zapatista de 1994 hasta hoy las distintas alternativas que fueron surgiendo tuvieron el valorable rol de romper la imagen hegemónica compacta del capitalismo post muro de Berlín, pero ninguna de ellas puede mostrarse como “la posta” a seguir, imagen que diversas tendencias pretendieron asignarle a cada una de ellas por separado. Así el zapatismo, el foro social mundial, el movimiento piquetero, el bolivarianismo, las fábricas recuperadas, el indigenismo, experiencias de democratización sindical, los consejos comunales o la misma Cuba (entre tantos otros), se muestran como partes disgregadas de un rompecabezas que es sin dudas mayor.
¿Desde dónde y por dónde avanzar entonces?
En este contexto la cuestión programática recobra vigencia, en tanto necesidad de un pensamiento estratégico que asuma el problema de la totalidad, buscando una superación histórica del inmediatismo actual y también de los programas históricos de la clase que debemos tomar como piso y no como techo de la búsqueda a la que hacemos referencia. No nos hacemos ilusiones de que la historia vaya espontáneamente a nuestro favor y muchas veces tendremos que nadar contracorriente. Tendremos que inventar nuevas vías revolucionarias dispuestxs a enfrentar el ensayo y el error. Pero aún así podemos buscar las raíces revolucionarias en la historia, indagar en la teoría revolucionaria que intenta acumular esas experiencias pasadas, reflexionar y crear sobre ellas y nuestra nueva situación histórica y avanzar así “con todas las fuerzas de la historia”.
Analizaremos entonces el documento más importante que ha presentado una perspectiva transicional a las corrientes de izquierda, el Programa de Transición redactado por León Trotsky en 1938. Este documento sirvió de base programática a la acción de la Cuarta Internacional, y a distintas corrientes identificadas con el trotskismo a lo largo y ancho del planeta. Sin embargo, podemos remontar la gestación de esta perspectiva transicional a los debates de los primeros años de la Tercera Internacional (antes de su estalinización), e incluso al propio Manifiesto Comunista de 1848. En nuestro país, Rolando Astarita contribuyó a relanzar la discusión sobre el problema de la transición al socialismo, con la publicación en 1999 de su Crítica del Programa de Transición.
Nuestro objetivo en este escrito es articular, desde una perspectiva de izquierda revolucionaria, una posición propia sobre la cuestión del programa de transición, rastreando y reconstruyendo la posición de Trotsky y los debates en la Tercera Internacional, y poniendo especial foco en las críticas de Astarita. Consideramos que, de distintas maneras, cada uno de estos planteamientos muestran tanto dificultades de la izquierda para construir un programa revolucionario, como también bases y vías a seguir para superar esas dificultades.
Por cierto, está implícito en nuestro planteo de superación de esas dificultades, avances que han hecho también otras corrientes políticas y escuelas teóricas, que recogimos parcialmente en los “Acuerdos estratégicos” de La Caldera.
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